Oración por el Mes de la Herencia Hispana

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“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” (Efesios 2:10)

Todos hemos sido creados a la imagen de Dios y hemos heredado talentos, habilidades y capacidades, para buenas obras. Dios ha repartido esa capacidad creativa a través de todos los grupos étnicos de la gran familia que es la raza humana. Esta capacidad original ayuda a crear una interdependencia mediante la cual todos nos podemos servir mutuamente con los talentos que Dios nos ha dado.

El relato bíblico está repleto de las migraciones del ser humano. En algunas ocasiones la migración fue dirigida por la voluntad explícita de Dios. En otras ocasiones fue provocada por la fuerza, el hambre o la persecución. Cualesquiera fueran las razones que los inmigrantes descritos en la Biblia tuvieran para moverse, con frecuencia sus talentos contribuyeron al bien común la nación anfitriona.  Por ejemplo: la emigración forzada de José resultó en salvar a Egipto y naciones vecinas de la hambruna que aconteció. La migración de Ruth, por causa del hambre, la colocó en un lugar donde formó parte de la genealogía terrenal de Jesús.

La migración de los primeros cristianos transformó las normas del mundo conocido.  Hoy, en Estados Unidos, los talentos de los Latinos han contribuido a las artes, las ciencias, servicios públicos, las empresas privadas, deportes y muchas otras áreas del quehacer nacional.  

Dios tiene una bendición para quienes reciben al inmigrante: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo porque fui forastero, y me recogisteis…” (Mateo 25:34, 35). 

Dios nos llama a amar a nuestro prójimo, sea que esté a nuestro lado o en otro extremo del planeta. Según un estudio del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, el hambre es una de las razones principales para migrar que señalan los emigrantes de los países del Triángulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador).  Este hallazgo nos hace reflexionar respecto a la instrucción de Jesús a sus discípulos cuando le preguntaron qué hacer con una multitud de sobre 5,000 personas que tenían hambre: “dadles vosotros de comer” (Mateo 14:16).

Cuando José abrió los graneros de Egipto (Génesis 41:56) para que las naciones vecinas pudieran venir y adquirir trigo demostró cómo la abundancia de Egipto sirvió como oportunidad para aliviar el hambre en las naciones vecinas.  De igual manera la colección de la ofrenda para el alivio internacional del hambre entre las iglesias del Nuevo Testamento (2 Corintios 8-9) es un ejemplo de ayuda y compasión que cruzó fronteras.

Cómo una expresión de las buenas obras para las que Dios nos ha creado, ahora tenemos la oportunidad de abogar para que el Congreso de Estados Unidos ayude a nuestros vecinos en la región del Triángulo Norte, apoyando un paquete de ayuda para erradicar las causas fundamentales del hambre—para que nuestros vecinos puedan prosperar.

Oración
Señor, tu Palabra enseña que no debemos dejar de hacer el bien a quien tenga necesidad, cuando podamos hacer algo al respecto, por eso, oramos que el Congreso apruebe un presupuesto que financie programas de asistencia internacional que ayuden a nuestros vecinos en el Triángulo Norte a tener acceso a alimentos, salud, y oportunidades para prosperar y alcanzar el máximo del potencial que les has dado. Amén

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