Cualquiera puede experimentar hambre en algún momento. Sin embargo, ciertos grupos y personas que viven bajo ciertas condiciones corren un mayor riesgo de padecer hambre. Pan se preocupa por el hambre que se padece en los Estados Unidos y el mundo. Es por esta razón que la descripción que aparece a continuación está redactada en términos generales. Sin embargo, comprendemos que existen excepciones a la regla y que no todas las personas en dichos grupos experimentan hambre.
Personas sumidas en la pobreza
La pobreza es la mayor causa de hambre. A menudo, Pan habla acerca del hambre juntamente con la pobreza como asuntos que necesitan ser tratados en conjunto.
En los Estados Unidos, el hambre no es causada por la escasez de alimentos, sino por la continua prevalencia de la pobreza. Para sorpresa de muchos, la mayoría de los norteamericanos (51.4%) vivirá en la pobreza en algún momento antes de los 65 años. Eso quiere decir que cualquiera de nosotros — o de nuestros amigos o familiares — podría verse afectado.
Aunque vivimos en la nación más rica del mundo, se reporta que el 14.5% de los hogares norteamericanos — aproximadamente 49 millones de norteamericanos — luchan por colocar comida en sus mesas. En el 2010, más de 1 persona de cada 7 vivía bajo el nivel de pobreza en los Estados Unidos con un ingreso de $22,113 para una familia de cuatro personas.
Fuera de los Estados Unidos, mucha gente sufre de hambre y pobreza. Aproximadamente 1.2 mil millones de personas en los países en desarrollo viven en extrema pobreza, subsistiendo con menos de $1.25 diarios. La gran mayoría de las personas que sufren de hambre viven en los países en desarrollo, donde el 13.5% de la población está desnutrida.
Millones de personas en los países en desarrollo producen sus propios alimentos trabajando como pequeños agricultores. Esta es una existencia precaria. Los desafíos que enfrentan incluyen cultivar suficiente alimento para alimentar a sus familias, depender del clima para cultivar lo suficiente para todo el año u obtener la nutrición adecuada para mantener su salud. Estas condiciones de vida y otros desafíos que pueden surgir y desaparecer colocan a muchas personas en riesgo de padecer de hambre.
Niños
Los niños enfrentan un mayor riesgo de padecer de hambre debido a que dependen de los adultos que cuidan de ellos. En adición, sus cuerpos más jóvenes y en crecimiento son más vulnerables a los problemas causados por el hambre.
Anualmente, 2.6 millones de niños mueren como resultado de causas relacionadas con el hambre. En los Estados Unidos, aproximadamente 16 millones de niños—1 de cada 5—viven en hogares que luchan por colocar comida en la mesa. Aun episodios cortos de hambre pueden ocasionar daños duraderos en el desarrollo de un niño. El hambre coloca a los niños a riesgo de una gran cantidad de problemas cognitivos, de comportamiento, emocionales y físicos.
Es de vital importancia que los niños gocen de un buen inicio en la vida, desde el punto de vista nutricional. Pan ha enfocado mucho de sus esfuerzos en el movimiento para proveer la nutrición adecuada a los niños dentro de la ventana de 1,000 días desde el momento del embarazo de la mujer hasta el segundo cumpleaños del niño. Este es un período crítico de crecimiento y desarrollo para los niños.
Estudios demuestran que el hambre en los niños podría conducir a:
- La agresión, tardanza y ausentismo
- Propensión a las enfermedades
- Problemas de atención y calificaciones más bajas en la escuela
Los niños que son alimentados y nutridos adecuadamente aprenden mejor en la escuela. Esto se traduce en una mejor educación. Niños mejor educados llegan a la adultez y gozan de una mayor probabilidad de ser productivos y de tener trabajos con mejores salarios.
La erradicación del hambre en los niños tiene muchos beneficios. La misma puede romper el ciclo de pobreza que a menudo pasa de generación en generación.
Agricultores
Tres cuartas partes de las personas que viven sumidas en la extrema pobreza viven en áreas rurales de países en desarrollo y trabajan en la agricultura. Algunos son pequeños agricultores o campesinos sin tierras que trabajan en granjas pertenecientes a otros. Muchos subsisten precariamente y sólo pueden cosechar lo que necesitan para alimentar a sus familias, con tal vez un pequeño excedente para vender y cubrir sus demás necesidades básicas.
Los pequeños agricultores son un grupo único. La gran mayoría de los norteamericanos se encuentran muy lejos de sus fuentes de alimento — las granjas donde se produce la mayor parte de los alimentos a gran escala. Los agricultores en los países en desarrollo viven en la tierra y a diario saben cuánto dependen de la misma.
Como resultado, Pan ve un gran potencial para que los pequeños agricultores mejoren la forma en la que cultivan y cosechan sus alimentos al proveerles los recursos y las herramientas necesarias.. El fortalecimiento de los agricultores y de su papel en la provisión de alimentos significa que familias y comunidades también podrán hacerse más fuertes. El gobierno de los Estados Unidos tiene programas que están haciendo esto.
Las familias agrícolas que pueden cultivar una mayor cantidad de alimento, con mayor valor nutritivo, tienen productos adicionales para venderle a otros. Asegurar que los agricultores tengan acceso a los mercados y buenos productos para vender es también importante. Esto le provee un mayor ingreso a las familias, que pueden utilizar para cubrirsus demás necesidades—mejor vivienda, cuidado médico y cuotas escolares.
Mujeres
A pesar de los peldaños alcanzados en los derechos humanos y en el empoderamiento de las mujeres durante el siglo pasado, éstas continúan luchando con la inseguridad alimentaria a nivel mundial.
Pan cree que la discriminación de género es una causa persistente del hambre. El Informe sobre el Hambre 2015 del Instituto de Pan para el Mundo titulado: Cuando las mujeres prosperan…podemos erradicar el hambre, trata con este asunto. El informe dice que el empoderamiento de las mujeres y las niñas es esencial para poner fin al hambre, la pobreza extrema y la desnutrición a nivel mundial y en los Estados Unidos.
En muchos países, la probabilidad de que las mujeres y las niñas sufran de hambre y desnutrición es mayor que la de los hombres y niños. La pobreza y falta de educación contribuyen a esta disparidad. Sin embargo, proveerle un mayor control de sus ingresos y bienes a la mujer aumentaría su poder para negociar en la familia y en el mercado económico. Los estudios demuestran que esto beneficia a las familias y conduce a mejoras generalizadas en el país.
El informe también muestra que la disposición de la mujer para compartir las responsabilidades para sustentar a la familia no ha sido igualada por la disposición del hombre de cooperar en el trabajo no remunerado de la casa o en las responsabilidades de cuidado de la familia. Aunque el trabajo doméstico es un bien público, no es reconocido de la educación, el agua potable, el aire limpio y el suministro de alimentos. Las mujeres constituyen la mitad de la población mundial.
Una manera rentable de combatir la desnutrición mundial es invirtiendo en la mejora de las vidas de las mujeres agricultoras. as mujeres producen más de la mitad de los alimentos a nivel mundial. Estudios demuestran que es más probable que las mujeres inviertan una cantidad adicional de ingreso en los alimentos cuando sus circunstancias económicas mejoran. Y sin embargo el 60% de las personas que sufren de hambre en el mundo son las mujeres y las niñas.
Personas de la tercera edad
Muchos norteamericanos de 65 años y mayores desean disfrutar de su retiro. En vez de ello, muchos enfrentan inseguridad alimentaria.
Las personas de la tercera edad componen el 12.9% de la población de los Estados Unidos. La cantidad de ellos que viven por debajo del nivel de pobreza asciende a 3.9 millones. ¿Será así que deseamos tratar a nuestros amados padres, abuelos y ancianos en lo que deberían ser sus días dorados?
La cantidad de ancianos que experimentan hambre aumentó en un 88% de 2001 al 2011. Si la tendencia continúa, las personas de la tercera edad que experimentan hambre aumentará en un 50% para el año 2025.
En el 2040, habrá 79 millones de personas de la tercera edad en los Estados Unidos—los “baby boomers” que se estarán retirando y envejeciendo. Esta generación tiene el potencial para que muchos de aquellos que la componen padezcan de hambre.
Comunidades urbanas
Muchas de las personas que están a riesgo de padecer de hambre tienen trabajos — y en muchas ocasiones más de uno. Éstos trabajan arduamente sólo para subsistir y colocar alimento en las mesas de sus familias. Este grupo a menudo es conocido como “los trabajadores pobres”. La mayoría de las personas que comprenden este grupo viven en las ciudades — donde se encuentran las mayores probabilidades de empleo. Y muchas personas en este grupo tienen trabajos de bajos salarios, orientados al servicio, los cuales son prevalecientes en las áreas urbanas.
Y aunque las ciudades pueden proveer de manera eficiente la mayor parte de todo lo que la gente necesita, en ocasiones se quedan cortos en la provisión de acceso a los alimentos. En algunos casos, las ciudades tienen zonas con desiertos de alimentos — una situación que lleva a las personas a viajar largas distancias para adquirir alimentos o para encontrar alimentos nutritivos.
Una persona que trabaja a tiempo completo con un salario mínimo, gana aproximadamente $14,500 al año. La tasa de pobreza del gobierno federal para una familia de tres personas — un padre y dos niños — es de $17,568. Los hogares con bajos ingresos ya utilizan una gran parte de sus ingresos en alimentos. La comida representa el 16.4% de los gastos en los hogares con ingresos menores a $10,000 en comparación con el promedio norteamericano de 12.7%.
Las ciudades tienen un alto costo de transportación y renta. Todas estas demandas a un ingreso bajo pueden oprimir a las familias de bajos ingresos y colocarlos en riesgo de padecer de hambre.
Comunidades rurales
En los Estados Unidos y a nivel mundial, los residentes de las comunidades rurales son más propensos a padecer de hambre y ser pobres debido a que tienen un menor acceso a las oportunidades. El Informe sobre el Hambre 2005 del Instituto de Pan para el Mundo titulado: Fortaleciendo las comunidades rurales, muestra que el área rural de los Estados Unidos y alrededor del mundo padece de una mayor incidencia de hambre y descuido político.
El informe demuestra el aislamiento de las comunidades rurales de nuestra nación.
La consolidación de las granjas y el impacto de la globalización en la manufactura están creando regiones rurales de hambre y pobreza.
Los “desiertos de alimentos” — áreas carentes de acceso a supermercados y a cualquier alimento saludable y asequible — se han convertido en un asunto cada vez más común en el panorama rural.
El informe también examina la razón por la cual tantas personas del área rural en los países en desarrollo padecen de hambre y se encuentran sumidas en la pobreza.
La mayoría de las personas que padecen de hambre a nivel mundial viven en los países en desarrollo. Y en dichos países, millones de personas viven en pequeñas granjas donde necesitan cultivar alimentos para el autoconsumo. Estas granjas se encuentran localizadas en zonas rurales. Estas zonas rurales a menudo se encuentran aisladas debido a malas carreteras y pocas opciones para la transportación.
Sin embargo, debido a que la mayor parte de las labores agrícolas en los países en desarrollo tienen lugar en las áreas rurales, es allí donde la promesa para la erradicación del hambre es más prometedora.
“Dios está en medio de ella…”