Devocionario de Pan para el Mundo
Quiénes somos
En Pan para el Mundo, nuestra misión es educar y equipar a las personas para que propugnen a favor de políticas y programas que ayuden a erradicar el hambre. Nuestra fe en Cristo es la base de los esfuerzos que efectuamos y la que nos constriñe a amar a nuestro prójimo, ya bien se encuentre cerca o lejos de nosotros. Más de 700 millones de personas padecen de hambre a diario en el mundo. La gente no solo tiene necesidad de alimentos, a nivel mundial, sino también de justicia, equidad y seguridad.
Es por esa razón que el trabajo que llevamos a cabo tiene como fundamento la esperanza que trae la venida de Cristo y se inspira en el amor redentor de Dios.
Únase a nosotros
Como comunidad centrada en la propugnación, la promesa de la paz de Emanuel —Dios con nosotros— nos motiva, alegra y prepara para el trabajo que tenemos por delante. Es precisamente por esa razón que hemos elegido el tema: “En busca de la paz” para esta temporada de Adviento. Es nuestra esperanza que la paz sea un bálsamo para nuestras almas tras las elecciones, según el hambre y los conflictos violentos continúan teniendo lugar alrededor del mundo, y al inicio de un nuevo año litúrgico.
Cada mensaje devocional semanal tratará con el tema de la paz presentando una invitación diferente: Lisa Sharon Harper nos invita a encontrar la paz recordando las promesas de Dios. Eddie Kaufholz nos invita a hacer una pausa y a guardar silencio según nos preparamos para la venida de Cristo. Kimberly Mazyck nos invita a encontrar la alegría al entregar nuestras cargas a Dios. Y el Rev. P. Nicholas Anton nos invita a permitir que la proclamación de la justicia de Dios nos cambie comenzando desde el interior.
Tómese su tiempo para llevar a cabo la lectura. A pesar de que las reflexiones son cortas, todas son ricas en contenido. Cada uno de nosotros puede llevar a cabo los devocionales de maneras diferentes. Confíe en usted mismo y en su cuerpo.
Al final de cada reflexión verá que hemos sido intencionales en la manera que le hemos extendido una invitación para que participe de una serie de prácticas espirituales cuyo propósito es proporcionarle una base, durante un momento de transición en la política y en el mundo que nos rodea.
En nombre del personal de Pan para el Mundo, le deseamos una temporada de Adviento significativa y alegre.
—Rvda. Nancy Neal
La Rvda. Nancy Neal es la ministra de Formación espiritual y bienestar de Pan para el Mundo, donde trabaja para crear una cultura basada en la práctica cristiana. Es pastora ordenada de la PC (USA) y ha dedicado su carrera a trabajar para disminuir las desigualdades sociales. Puede encontrar una biografía suya más detallada en https://www.bread.org/bio/nancy-neal/.
Primera Semana
Escrituras:
»“Llegarán días —afirma el Señor—, en que cumpliré la promesa de bendición que hice a Israel y a Judá.
»”En aquellos días y en aquel tiempo, haré que brote de David un Renuevo justo; él practicará la justicia y el derecho en el país” (Jeremías 33:14-15, NVI).
Señor, hazme conocer tus caminos; y enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad. Y enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvación. ¡En ti pongo mi esperanza todo el día! Hazme conocer, Señor, tus caminos; enséñame tus sendas. Guíame en tu verdad y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti espero todo el día (Salmo 25:4-5, NVI).
Reflexión
La temporada de Adviento es una de espera. Esperamos que la luz impere sobre la oscuridad de la destrucción, desolación y desesperación distópica. Es el contexto que precede a la revelación de Emanuel, Dios con nosotros. Es lo que practicamos para establecernos en el espacio que existe entre el lugar en el cual reina el caos y donde la luz es tan solo un tenue recuerdo.
Durante este tiempo, recurrimos al recuerdo de las promesas que Dios nos ha hecho, como anclas para las almas que se ven amenazadas por el azote de las borrascas de medianoche. Mientras los enemigos traman la vergüenza de David, él recuerda la misericordia de Dios. El profeta Jeremías recuerda la justicia de Dios en medio del exilio babilónico. Décadas más tarde, cuando un grupo de sacerdotes salía de ese mismo exilio, escribieron su propia historia de la creación desde su contexto. Sus opresores les dijeron que habían sido creados para el caos de la dominación. Setenta años después del exilio, eran pocos los que quedaban vivos y tenían la edad suficiente para recordar la vida cuando poseían libertad. Es por esa razón que los sacerdotes hicieron lo que hacemos en tiempos de oscuridad: recordar.
Ellos recordaron que Elohim está por encima del caos de las profundidades. Recordaron que con su hálito, Elohim pronunció cuatro palabras e hizo desaparecer siete décadas de desesperación. Recordaron que ellos también fueron creados a imagen de Dios, dignos y soberanos. Recordaron.
Y, tanto Jeremías como David recordaron que: El camino de Dios conduce a Sus promesas. La justicia y la bondad, el amor inquebrantable y la misericordia, la verdad y la humildad son las parteras de la shalom.
¿Qué debemos recordar de Dios en estos días oscuros? ¿Qué caminos de Dios debemos recorrer para traer luz al oscuro mundo que nos rodea?
Lisa Sharon Harper es la fundadora y presidenta de “Freedom Road”, un grupo de consultoría motivado por la justicia. Ella también es autora de varios libros galardonados que tratan con la intersección entre la fe, la sociedad y la política. Su teología pública ha inspirado la reforma de la Iglesia y le ha hecho merecedora de numerosos elogios. Visite su sitio web en https://lisasharonharper.com/.
Invitación a la práctica del Adviento
Durante esta semana le invitamos a recordar las promesas de Dios.
Tome unos minutos y reflexione sobre las preguntas:
- ¿Qué debemos recordar acerca de Dios en estos días oscuros?
- ¿Qué caminos de Dios nos es menester recorrer para traer luz al oscuro mundo que nos rodea?
- ¿De qué manera podría incorporar esta práctica de recordar, a su vida, durante la próxima semana?
Oración
Oh Dios, tú has sido nuestra ayuda en los siglos pasados y eres nuestra esperanza en los años que se avecinan.
Según esperamos que tu luz irrumpa en medio de la oscuridad,
escogemos recordar.
Recordar tus promesas de justicia y bondad.
Recordar tu amor inquebrantable y tu misericordia.
Recordar tu verdad y humildad.
Al hacerlo, conviértenos en parteras
para que el mundo conozca tu amor
mientras esperamos tu shalom.
En el nombre de Aquel que está siempre con nosotros, oramos,
Amén
Segunda Semana
Escrituras
Pero ¿quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién podrá mantenerse en pie cuando él aparezca? Porque será como fuego de fundidor o jabón de lavandero. Se sentará como fundidor y purificador de plata; purificará a los levitas y los refinará como se refinan el oro y la plata. Entonces traerán al Señor ofrendas conforme a la justicia (Malaquías 3:2-3, NVI).
Así está escrito en el libro del profeta Isaías: «Voz de uno que grita en el desierto: “Preparen el camino para el Señor, háganle sendas derechas. Se levantarán todos los valles y se allanarán todas las montañas y colinas. Los caminos torcidos se enderezarán y las sendas escabrosas queden llanas. Y toda humanidad verá la salvación de Dios”» (Lucas 3:4-6, NVI).
Reflexión
Hace aproximadamente un año me interesé por la Meditación Trascendental (o MT, como se conoce) y me inscribí en un curso de “Fundamentos de la MT”. El curso fue bastante educativo.
Aunque bien es cierto que, existen varios elementos que podríamos tildar como “diferentes” y vagamente espirituales en lo tocante a la meditación, estos despertaron mi curiosidad por la práctica. Sin embargo, a pesar de todos los elementos nuevos y curiosos de este curso, nada me impactó más que lo repetido por mi profesor en diversas ocasiones: “No tienes que hacer nada. La meditación ocurrirá. Lo único que necesitas hacer es estar presente. Simplemente mantente presente”.
Esta semana, he repasado la lección sobre la “preparación” tal como se presenta en Malaquías 3:1-4 y Lucas 3:1-6. Ambos pasajes hablan de un mensajero que prepara el camino para el Señor: El libro de Malaquías profetiza la purificación y la justicia, mientras que en Lucas, Juan el Bautista llama al arrepentimiento y a la preparación para Jesús. El mensaje de ambos es claro: la preparación espiritual es la clave.
Al comenzar la temporada de Adviento, me encuentro pensando en cómo prepararme mejor para la venida de Jesús. ¿Debería reducir las festividades del mes de diciembre, los viajes, las tonterías y el caos y, centrarme en lo que es importante? A pesar de que esta es una pregunta justa, entiendo que no es lo principal.
Lo principal es escuchar a Juan el Bautista, quien fue enviado a preparar el camino y a decirnos: “¡Jesús viene! ¡La Navidad está a la vuelta de la esquina!”. Nada que hagamos hará que esto sea más o menos cierto. Es algo que va a ocurrir. Es algo que ya ha ocurrido.
En realidad no afirmo que nos sea menester hacer nada para prepararnos para la llegada de la Navidad. “No existe absolutamente nada que debamos hacer, excepto estar presentes allí donde nos encontremos”.
Por esa razón, hoy encontraré 20 minutos para sentarme en silencio, con los pies en el suelo, sin hacer nada, pero permitiendo que esa realidad, ese amor, ese Jesús tan esperado me envuelva. Y tal vez, solo tal vez, estaré lo suficientemente quieto, lo suficientemente preparado, como para vislumbrar la gloria de la Navidad.
Eddie Kaufholz es miembro del equipo de Comunicaciones de Pan para el Mundo. En el pasado, trabajó en el ministerio “Misión internacional de justicia” y como pastor en una iglesia donde dirigió equipos creativos, resolvió problemas y creó contenido. Para consultar una biografía más detallada, acceda a: https://www.bread.org/bio/ eddie-kaufholz/.
Invitación a la práctica del Adviento
La invitación de esta semana es simplemente ser.
Tome unos minutos para reflexionar sobre estas preguntas:
- ¿Qué le parece dejar a un lado el alboroto de la temporada y centrarse en la venida de Jesús?
- En medio del ajetreo de esta temporada, en un mundo lleno de pesimismo, ¿qué significaría que “simplemente ser” fuera suficiente?
- ¿Cómo podría incorporar la práctica de “simplemente ser” en su semana?
Oración
Oh Dios que moras en la quietud:
El mundo nos dice que tenemos que hacer bastante para merecer tu gracia, para conocer tu paz y para llevar a cabo tu justicia en el mundo.
Durante esta temporada de Adviento, somos tentados a asegurarnos de que la casa esté decorada, de que se hayan comprado y envuelto los regalos perfectos, de que la ropa sea la adecuada para Nochebuena, de que la comida sea suficiente.
Detennos.
Permítenos hacer una pausa,
no hacer nada,
para que de esa forma permitamos que dicha realidad, dicho amor, ese Jesús tan esperado, obre en nosotros, para de esa manera estar preparados para la venida del Príncipe de Paz.
En el nombre de Cristo te lo pedimos,
Amén
Tercera Semana
Escrituras
«… porque el Señor tu Dios, está en medio de ti como poderoso guerrero que salva. Se deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por ti con cantos» (Sofonías 3:17, NVI).
Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense! Que su amabilidad sea evidente a todos. El Señor está cerca. No se preocupen por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús (Filipenses 4:4-7, NVI).
Reflexión
De niña, siempre me emocionaba cuando llegaba el momento de encender la solitaria vela rosada de la corona de Adviento.
Este año, al iniciar la tercera semana de la temporada de Adviento, me encuentro particularmente consciente de la presencia y la promesa de Dios, a pesar de los acontecimientos ocurridos durante los últimos meses: ejecuciones, elecciones, conflictos en curso en Sudán, Ucrania y cerca del lugar de nacimiento de Jesús en Israel y Palestina. El profeta Sofonías nos recuerda que Dios está en nuestros medios y que aleja a nuestros enemigos. Sé que debo entregar mi ansiedad y mis preocupaciones a Dios y recordar que Él siempre está conmigo. Durante esta temporada de espera de Adviento, nos preparamos para la promesa más gozosa de todas: la promesa de Dios de enviar a Cristo al mundo.
Durante una reciente visita a Montgomery, Alabama, mientras reflexionaba sobre el trabajo y la vida de los activistas de los derechos civiles, me impresionó la alegría demostrada por estos, a pesar de las injusticias y la violencia que experimentaron. Al igual que Sofonías compartiera, ellos sabían que por razón de su fe no tenían motivos para temer ya que serían renovados en el amor de Dios. Como resultado de ello, llevaron a cabo sus protestas y acciones con cánticos llenos de amor, alegría y fe en Dios.
En la carta de Pablo a los filipenses, Pablo escribe: “Alégrense siempre en el Señor”. Mientras nos preparamos para Emanuel, durante esta temporada de Adviento, me alegraré en el Señor. Compartiré mi bondad y mi alegría con los demás para que todos nos animemos, para que nos transformemos mutuamente durante este tiempo de anticipación de la promesa que Dios nos ha hecho.
Kimberly Mazyck es la directora asociada sobre Pensamiento social católico y vida pública de la Universidad de Georgetown. Antes de trabajar en la ISCT (por sus siglas en inglés), Kimberly desempeñó diversas funciones en las Hermanas de Notre Dame de Namur y en los Servicios católicos de ayuda. Para más información sobre su trabajo, visite https://catholicsocialthought.georgetown.edu/people.
Invitación a la práctica del Adviento
La invitación de esta semana es a la alegría.
Tome unos minutos para reflexionar sobre estas preguntas:
- ¿Qué se siente cuando la paz de Dios guarda nuestros corazones aun cuando nos enfrentamos a las realidades de nuestro mundo roto?
- ¿De qué manera podríamos, al igual que lo hicieran los activistas de los derechos civiles, permitir que el amor, la alegría y la fe en Dios nos llenen, a pesar de las injusticias y la violencia del mundo que nos rodea?
- ¿Qué le produce alegría en el Señor? ¿Cómo incorporará esta práctica de encontrar y compartir la alegría durante la próxima semana?
Oración
Oh Dios, dador de la alegría:
Qué fácil es permitir que nuestra atención sea capturada por la ansiedad y la preocupación, obsesionándonos con las noticias o con finalizarlo todo a tiempo.
Mientras encendemos esta tercera vela rosada, la cual representa la alegría, ayúdanos a detener nuestras mentes, nuestra preocupación, nuestra ira, nuestro miedo.
Dirige nuestra atención a la alegría que encontramos en ti. Dirige nuestra atención al hermoso niño que vino a salvar al mundo. Ayúdanos a regocijarnos siempre en ti.
En el nombre de Cristo, nuestro Salvador, te lo pedimos,
Amén
Cuarta Semana
Escrituras
Pero tú, Belén Efrata, pequeña entre los clanes de Judá, de ti saldrá el que gobernará a Israel;
sus orígenes son de un pasado distante, desde tiempos antiguos (Miqueas 5:2, NVI).
De sus tronos derrocó a los poderosos, mientras que ha exaltado a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió con las manos vacías. Acudió en ayuda de su siervo Israel mostrando su misericordia…(Lucas 1:52-54, NVI).
Reflexión
Proclamar la justicia de Dios, aquello que el Señor describió en su enseñanza como las buenas nuevas para los pobres… libertad para los oprimidos (Lucas 4:18), contextualiza la paz tal y como esta se manifiesta a través de nuestra relación con y en Cristo. Esta es la auténtica respuesta colectiva para el bien común. De otra manera, la justicia puede asumir muchas otras formas, entre ellas la venganza y la represalia. Fuera de la perspectiva o el camino de Cristo, la justicia del “ojo por ojo” puede parecer razonable o racional; sin embargo es una respuesta egocéntrica. A la luz de Cristo, la retribución no es justicia, sino egoísmo.
Las perícopas de la encarnación encontradas en Miqueas 5:2-5 y Lucas 1:39-55 nos revelan que la justicia y la paz no dependen, en sí, de lo que se nos haya hecho, sino más bien de hacia dónde dirigimos nuestra mirada en momentos de necesidad o dolor. El profeta Miqueas explica que en nuestro Salvador somos alimentados, estamos seguros y tenemos paz. El evangelista Lucas describe cómo la madre de Dios responde a las alabanzas de Elisabet, con gran humildad, explicando cómo tales alabanzas están reservadas para la glorificación o engrandecimiento de Dios, más que de nosotros mismos y de nuestros intereses. Solo a través de Dios y en Dios se equilibran las reglas, abunda la humildad y, en definitiva, prevalece la paz.
En resumen, proclamar la justicia de Dios es desligarnos del amor propio y abrazar plenamente el amor divino. Significa paciencia y perdón para los que actúan contra nosotros; implica dar a los que piden; recibir de los que ofrecen; dar prioridad al diálogo antes que a la discordia; buscar ofrecer nuestro propio tiempo, talento y tesoro sin la menor expectativa de ser reciprocado. La verdadera justicia llega cuando estamos en paz en el Señor encarnado, nuestro Dios y Salvador Jesucristo. Esto se debe a que, de este modo, podemos comenzar a transformarnos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea del egocentrismo a la abnegación, de ser meras criaturas a ser completamente humanos, para llegar a “tener parte en la naturaleza divina” (2 Pedro 1:4).
El Rev. P. Nicholas Anton es Director de operaciones de la Asamblea de obispos ortodoxos canónicos de EE. UU. También ha trabajado en espacios ecuménicos para la Archidiócesis Ortodoxa griega de América y como coordinador entre la GOA (por sus siglas en inglés) y la ONU. Para más información sobre el trabajo del P. Anton, visite https://www.goarch.org/-/nicholas-anton.
Invitación a la práctica del Adviento
La invitación de esta semana es proclamar la justicia de Dios.
Tome unos minutos para reflexionar sobre estas preguntas:
- Ante la oscuridad que enfrentamos en este momento, caracterizado por la injusticia, el dolor y el sufrimiento, ¿qué significa confiar en las promesas de justicia de Dios? ¿Cómo puede cambiar nuestras vidas la proclamación de su justicia?
- ¿Cómo podríamos adoptar plenamente el amor divino durante la próxima semana?
Oración
Oh Dios de justicia:
Vemos un mundo que anhela tu justicia.
Un mundo plagado de división, codicia y egoísmo.
Se nos hace difícil confiar en que prevalezca tu justicia.
Mientras esperamos al Príncipe de Paz, torna nuestra mirada hacia ti.
Cambia nuestros corazones y transforma nuestros cuerpos, para que podamos vivir plenamente en nuestra humanidad, y podamos ser, tal vez, partícipes de la naturaleza divina.
Haznos agentes de esperanza, para que proclamemos tu justicia en un mundo que tanto la necesita.
Oramos en el nombre del que anuncia las buenas nuevas a los pobres y la libertad a los oprimidos.
Amén